
No voy a entrar a
valorar si la Ley
es buena o mala, creo sinceramente que tiene aspectos que resultan muy
acertados y otros que no lo son tanto, o nada. Lo que me parece absolutamente
lamentable, pero consustancial a la clase política española es que, teniendo el
índice de fracaso escolar más alto de Europa, no se afronte el problema y se
intente solucionar con un poco de perspectiva de Estado, y solo y reiteradamente
se haga de forma partidista de manera que cada Gobierno que “pasa” por la Moncloa ponga su granito
de arena para generar a mayor confusión en un asunto tan importante,
desmantelando aquello que ha hecho el anterior. Que el actual sistema educativo
español, no funciona es un hecho.Que la educuación y la formación académica y
profesional son pilares básicos de un estado de Derecho y de su futura
prosperidad, también. Que al menos deberían de existir unos principios básicos
de consenso en un problema que arrastramos hace mucho años y al que parece
imposible darle una solución coherente, esto ya no.
Por desgracia se
impone en España una vez más la política de partido a la de Estado, la verdad
de escaño a la real. Todo lo que hace el PP, es inaceptable para el PSOE y todo
lo que hace el PSOE es inaceptable para el PP, mientras que los nacionalistas
catalanes proceden directamente a su incumplimiento, y esta resulta,por
desgracia, ser la política imperante desde casi el advenimiento de la
democracia.
Mi hija de cinco
años y ya ha conocido dos leyes educativas distintas, mis hijos de quince y trece
, ya ni lo se, he perdido la cuenta. Intento mirar a su futuro y me pregunto si
esta política de locura educativa les
ayudara a tener mas oportunidades de formación y laborales en el futuro, a ser
ciudadanos mas cultos y por tanto mas libres o a ser mejores personas. La
respuesta me produce las mismas sensaciones que un virus estomacal galopante,
no muy buenas, la verdad.
Supongo que debería
terminar haciendo una llamada a la sensatez de aquellos que en España se
dedican a la política o a lo que en España por desgracia hemos acabado por
entender como política, pero sinceramente no creo que valga para nada. Vivo en
un exilio del partidismo político desde hace años, y estoy convencido de que
solo a la ciudadanía nos corresponde ya tomar un papel protagonista y activo
muy lejos de los gritos primarios de las ideologías partidistas. Las ideas son
ideas y las verdades son verdades y no son monopolio de unas siglas como desde
la transición nos han querido hacer creer.En este como en otros temas debemos
tomar la voz y debemos hacerlo aislados de consignas políticas, solo así empezaremos
a ser demócratas y quizás a tener un futuro mejor.
Antonio Navarro
Sefa
No hay comentarios:
Publicar un comentario